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Mitin contra el nombramiento de Arturo Chávez Chávez como procurador general
Martes 15 de septiembre de 2009, por
“¡No pasará!” gritaron alrededor de 50 manifestantes frente a la sede del Senado de la República, para exigir que los legisladores voten en contra del nombramiento de Arturo Chávez Chávez como procurador general del país. El mismo día, martes 14 de septiembre, hubo protestas en Cd. Juárez por el mismo motivo.
“El nombramiento de Arturo Chávez Chávez es intolerable”, dijo Malu García Andrade, hermana de Lilia Alejandra, chica de 17 años asesinada en 2001. Las familiares y activistas de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Justicia para Nuestras Hijas, Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y varias organizaciones de derechos humanos, denunciaron el “auge de casos de feminicidios en Ciudad Juárez” cuando Chávez Chávez tenía la autoridad para frenar estos crímenes. Durante el sexenio de Ernesto Zedillo, él era delegado a Chihuahua de la Procuraduría General de la República (PGR) bajo Antonio Lozano Gracia, y subprocurador y procurador de Chihuahua bajo el gobernador panista de Francisco Barrio Terrazas. Sin embargo, en lugar de cumplir con su deber de investigar, perseguir y consignar a los presuntos responsables”, Arturo Chávez Chávez “entorpeció las investigaciones”, “incriminó a personas inocentes” y “encubrió” numerosos crímenes. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Amnistía Internacional y la ONU han reprobado su gestión y emitido recomendaciones pidiendo una investigación de los hechos.
Después de dirigirse a la gente reunida, las activistas se acercaron a la valla de policías con la esperanza de ser recibidas por la Mesa Directiva y los comités apropiados del Senado para exponer los motivos de su rechazo al candidato nombrado por Felipe Calderón. Sin embargo, un funcionario salió para dar el pretexto burocrático de que los distinguidos Senadores estaban muy ocupados. No tenían tiempo para considerar las muertes, mutilaciones y torturas de más de 430 mujeres de Juárez que han suscitado indignación y protestas en el mundo entero. Además, dijo el funcionario, los comités todavía no están formados. Esta mentira se descubrió cuando una compañera hizo una llamada para verificar la información. Después se supo que los priistas ya habían tomado la decisión de no oponerse a la designación del presidente panista y que el PRD no se ha definido. A pesar del desprecio y la complicidad de los senadores, las familiares y defensores de derechos humanos reiteraron su decisión de seguir con sus acciones de protesta hasta lograr su propósito.
“¡Basta con el encubrimiento de los poderosos!” gritó un manifestante. No es una consigna sin sentido. Como señalado en los libros de Diana Washington Valdéz (Cosecha de Mujeres) y Sergio González Rodríguez (Huesos en el Desierto), igual que en el documental Bajo Juárez, es un secreto a voces que, aparte de dos probables asesinos en serie y unos narcotraficantes, un buen número de los sádicos torturadores y asesinos vienen de las familias más ricas y poderosas de Juárez y otras ciudades fronterizas. Los juniors y no tan juniors buscan su potencia sexual en la agonía de las jóvenes trabajadoras de familias humildes.
En su libro Huesos en el Desierto, Sergio González Rodríguez dice: “De acuerdo con fuentes federales, se trata de seis prominentes empresarios en El Paso, Texas, Ciudad Juárez y Tijuana quienes patrocinan y atestiguan los actos que cometen los sicarios, dedicados a secuestrar, violar, mutilar y asesinar a mujeres....Las autoridades mexicanas ––al más alto nivel–– están al tanto de estas actividades desde hace tiempo atrás, y se han negado a intervenir. Estos empresarios ––del ramo del gas, transportista, de medios de comunicación, refresquero, y de establecimientos de ocio, juegos y apuestas–– guardan nexos con políticos del gobierno de Vicente Fox Quesada (2002: 251).
En Cosecha de Mujeres, Diana Washington dice: “Las investigaciones mexicanas federales contienen relatos de oficiales y otras personas que facilitaban orgías donde se ultrajaba a mujeres que aparecían muertas después. Los investigadores dicen que algunas de las personas también participaban en los asesinatos. Entre los apellidos que funcionarios estadunidenses y mexicanos conocen de personas que supuestamente podrían saber de los hechos o podrían estar involucrados están: Molinar, Sotelo, Hank, Rivera, Fernández, Zaragoza, Cabada, Molina, Fuentes, Hernández, Urbina, Cano, Martínez, Domínguez y otros” (extracto publicado en La Jornada 31 octubre, 2003).
En Huesos en el Desierto, González Rodríguez registra el papel de Arturo Chávez Chávez en la falsa incriminación de la presunta banda de “Los Rebeldes” (p. 101) y de Abdel Latif Sharif Sharif (p. 156) como autores de los asesinatos para desviar la atención de los verdaderos culpables. También resalta su manipulación de cifras por el oficial para alabar a la policía y presumir “que alrededor del 80% de todos los homicidios del estado de Chihuahua estaban ‘resueltos’” (p. 123). Por otro lado, el autor reporta que después del hallazgo binacional de decenas de cuerpos en los “narcocementarios en diciembre de 1999, “el dirigente de la AFAPD [Asociación de Familia y Amigos de los Desaparecidos] Jaime Hervella comunicó que las autoridades debían investigar también, por complicidad o negligencia, a Arturo Chávez Chávez...” (p. 172). Y si todo esto no fuera suficiente, después del asesinato del policía Felipe Lardizábal Hernández, quien “investigaba en forma encubierta los negocios turbios de sus colegas, sus vínculos con Amado Carillo Fuentes, el jefe del Cártel de Juárez”, los familiares de Lardizábal responsabilizaron a Arturo Chávez Chávez, entre otros, por el homicidio (p. 179).
¡Que tipo tan recto y honrado! ¡Un verdadero avatar de la justicia!
¿Cuántas mujeres torturadas y asesinadas en Juárez estarían vivas y en buena salud hoy en día si no fuera por el desempeño del ex procurador de Chihuahua? Está claro que su ratificación significaría la continuación de un infierno para cientos de jóvenes mujeres en esa ciudad y, además, para otras miles de hijas, hermanas, madres, novias y compañeras en el país entero.
Aunque a Arturo Chávez Chávez le falta la experiencia de su antecesor Eduardo Medina Mora en la represión brutal al pueblo rebelde y organizado, seguramente su experiencia en el laboratorio del sadismo contra mujeres indefensas en Juárez sería valiosa para el nuevo equipo de Calderón, el cual hará todo lo posible para apagar las rebeliones venideras en México.
Las familiares y activistas convocan protestas para el próximo lunes ante la comparecencia de Arturo Chávez Chávez en el Senado.