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Wuhan: estado de urgencia epidémico - 2

Lunes 30 de marzo de 2020

Diario de sitio 封城日记

Las bitácoras de los internautas exponen la vida cotidiana de las personas en una ciudad, Wuhan, y de una provincia, Hubei, completamente cercadas por las autoridades. Estas bitácoras han sido llamadas por sus autorxs 封城日记 es decir, “diarios cotidianos del cerco”, que se han convertido en un nuevo género literario y digital en la red (1)

Las fotografías que acompañan estos textos han sido extraídas de los originales y fueron tomadas por l@s autorxs. La autorización de l@s autorxs para la traducción al francés y la publicación fue solicitada con anticipación por los integrantes de la plataforma de traducción. La foto de portada es de Xavier Malafosse.


Diario del cerco, nuestra vida durante la neumonía (26 de enero)

Por Hanzi (Douban, 27 de enero, 2:19 horas)

Es la primera vez en mi vida que siento este tipo de pánico, y espero que nunca más lo sentiré. Solo han pasado cinco días desde el 21 de enero, no obstante, tengo la impresión de que una vida entera me separa de ese día. Tengo la intención de escribir y anotar todo lo que hemos vivido, y si llego a releer estas notas en cinco años, no sé que pensaré de ellas.

26 de enero, siete de la mañana. Fui a buscar a Maomao con las primeras luces del día. Nos preparamos para partir tomando la carretera nacional 347, todo parecía normal la noche anterior. Nuestro objetivo era salir de Hubei para poder tomar la autopista y alejarnos de aquí. Eran las siete, no había nadie en las calles, de vez en cuando aparecían uno o dos autos, con placas de circulación de Hubei. Cuando dimos vuelta hacia la 347, a la altura de Liuzuoxiang, el paso estaba bloqueado, estaba cortado por un montón de arena y de piedras. La mayor parte de los autos daban media vuelta. El GPS calculó una nueva ruta haciéndonos atravesar Liuzuoxiang por las callejuelas, pero algunos kilómetros más adelante, el paso también estaba bloqueado y todos los vehículos se regresaban en sentido contrario al nuestro. En esta ocasión, tenían placas de Zhejiang y de Jiangsu. Dimos algunas vueltas en el pueblo sin hallar una manera de tomar la carretera nacional 347. Entonces nos dió miedo que el camino de regreso también hubiera sido bloqueado y pensamos que era mejor dar media vuelta. En efecto, el paso en sentido contrario había sido cortado, un gran camión estaba estacionado a través de la carretera para impedir la entrada a la nacional. Entonces perdimos toda esperanza de poder salir, la única cosa que nos tranquilizó fue que los otros autos parecían tan perdidos como nosotros. Decidí llamar al 110 [número de la policía], pero ellos respondieron que no se ocupaban de ese tipo de asuntos y me colgaron el teléfono. Entonces los insulté en mi interior un mil millones de veces, lo que por supuesto, y por desgracia, no cambió nuestra situación.

Vimos varios autos que venían hacia nosotros circulando en la orilla del camino, y dudamos un poco antes de seguirlos. Por suerte, Maomao estaba conmigo, para decirme que condujera en forma prudente. Y por suerte también, el camión no bloqueaba por completo el paso, así que pudimos pasar por un lado. Maomao subrayó que aunque no habíamos logrado escaparnos, habíamos progresado en forma significativa en cuestión de manejo (mi última prueba de manejo fue en ese camino de doble sentido, que parte de las planicies de Zhangbei, luego brinca a un costado de montaña con una pendiente a treinta grados).

Vean con qué ingenio bloquearon el paso

En el camino de regreso, la madre de Maomao nos mandó un mensaje de texto para decirnos que las rutas iban a ser bloqueadas en breve en nuestra ciudad, por lo que corríamos el riesgo de no poder regresar a casa. Por lo tanto, aceleramos y logramos llegar al filo de las 10 de la noche, no sin cierta decepción por no haber tenido éxito en nuestra misión. Miré lo que pasaba en la tele, pero francamente, nada me interesó; entonces me fui a dormir para descansar un poco. Al día siguiente me desperté hacia el medio día, bebí un vaso de vino amarillo que mi amigo Haiyan había enviado a Hangzhou para después traerlo hasta aquí. Solo un vaso, pero como quiera me hizo un poco de efecto. Luego encendí mi lap para ver cuáles eran las noticias sobre la epidemia. Ví que de acuerdo con las cifras oficiales, el número de personas infectadas había llegado a 2017, y el total seguía aumentando. Miré los mensajes sobre los grupos y las redes antes de dormirme de nuevo.

A las 4 de la tarde, recibí un mensaje de mi mamá, que me decía que todas las rutas de los pueblos estaban bloqueadas, y me pedía que viera por el balcón si los caminos del otro lado también habían sido cerrados. No quise ir a ver. Me quedé metida en mi cama, e incluso los programas de tele que de costumbre veía, ya no me parecían para nada interesantes.

[…]

A las 5 de la tarde, comenzaba a oscurecer, y la lluvia se había detenido. Me asomé al balcón y en efecto el camino estaba bloqueado, una manera tangible de separarnos del resto del mundo. Un auto blanco trataba de entrar al pueblo, sin conseguirlo, mientras que una motoneta no lograba salir; los dos se miraban como desafiándose. Me preguntaba que si alguien en el pueblo se enfermaba, cómo podría llegar la ambulancia hasta el enfermo en esas condiciones. Con las medidas de aislamiento ya no se está seguro de nada.

Maomao decía que quería venir a casa para tomar un poco de vino amarillo, ya que ella sólo tenía Bai Aun Bian [una marca de alcohol fuerte]. Pero ya que los caminos que conectan nuestros pueblos estaban bloqueados, ella tenía que venir a pie para obtener el vino. Wang se burló diciendo que podríamos beber una frente a la otra en la barricada, en plena carretera, que podríamos brindar por el pasado y por la luna. Yo le dije que se fuera a la mierda.

La tarde, la situación volvió a cambiar. Una disposición oficial en el pueblo de Maomao decretó que todo el mundo debería quedarse en casa, que nadie debería salir. El salón de mahjong [juego de mesa para 4 personas] no tenía autorización para abrir, y aquellos que no obedecieran las órdenes serían arrestados. De pronto, la idea de encontrarse para beber un trago naufragó, pero al mismo tiempo, estaba un poco contenta de que la gente del pueblo no pudieran ya jugar a su mahjong.

A las 10 de la noche, surfeaba en los mensajes y envíos de Weibo [red social china] sin poner mayor interés. Ví que una “conferencia oficial de información” había sido organizada en Wuhan; ví que los internautas se burlaban del alcalde del pueblo porque durante la conferencia traía su cubrebocas al revés. Yo no lo creía y fui a ver el video. En verdad, era algo sin la menor importancia. No debe ser fácil, una hora de conferencia como esa, cuando sabes que tendrás que renunciar. Dijeron que se había hecho un trabajo importante, y de acuerdo con la impresión que daban, nada nos faltaría. Me imagino que el hospital de abajo, al personal médico perdió un tornillo al escuchar eso, puesto que ellos ya habían tenido que recurrir en forma masiva a las donaciones de la sociedad civil frente a la cantidad de cosas que faltaban.

No sé si en los tiempos por venir, los dirigentes de Wuhan se sentirán culpables de lo que hicieron. Porque actualmente todo el pueblo de este país paga el precio de sus errores. Podemos decir que toda esta historia no tiene nada de catástrofe natural, es un desastre creado por el hombre. Un gran número de fábricas pararon sus actividades, y las consecuencias directas sobre la economía se harán sentir pronto. Y en el mundo, los esfuerzos por dar una imagen positiva del país quedarán arruinadas de nuevo. Yo soy prisionera de mi ciudad natal sin poder regresar a mi casa.

Cuando la epidemia se calme, me gustaría mucho ver si los gobernantes sabrán qué hacer y qué decir. Las personas de este país necesitan una explicación. Hoy día, para resumir, tuve un día bien ocupado, lleno de aventuras.

Ver en línea : Lundi Matin

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