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El miedo no cambiará de bando, sino que arderá el nuestro…

Miércoles 13 de junio de 2018

Todos los días son asesinadas al menos 7 mujeres en México, lo atroz del machismo, como máquina aceitada cada 6 minutos pide devorar el cuerpo de una fémina, los feminicidios aumentan, tanto en número como en sadismo. Así mismo como defensa y cura la ola feminista se fortalece, aunque también cabe que hay que aclarar ciertas cosas.

Recientemente el uso de la palabra “feminismo” se a convertido en una moda más. La repetición de un discurso que en algún momento tenia sentido, reflexión y sangre en aquello que se decía y ahora parece que se encuentra en el espacio de la repetición vacía, faltante de empatía y compañerismo, principalmente de algunos nombrados hombres y su respectivo sentido anti autoritario y antisistema.

Los temas sobre género no son difíciles de entender, quizá complejos debido a la forma en que condicionan nuestro pensar. Al abordarlos, cuestionamos el por qué de nuestro actuar del día con día y la forma en que nos relacionamos con un otro. El feminismo se da de la reflexión y análisis de las relaciones jerarquizantes y conflictivas entre sujetos, por la separación dicotómica en Géneros (masculino y femenino), la forma de educar a partir de eso y el continuo control de los cuerpos.

Recientemente leía una publicación en un medio de contra-información, escrita en el contexto del miércoles negro que recientemente se realizó para mostrar la indignación y la rabia por las miles de mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres (feminicidios), donde se menciona que no se trata de una guerra de género, que el problema es mucho más grande, y que la lucha es de hombres y mujeres. (Habrá que decir que se decía “hombre” aquel que escribía la publicación).

Yo sigo sin entender en que momento pensó este compañero que la lucha era solamente de las mujeres cuando aquel que ejerce mayor sometimiento es el representante por excelencia de las cuestiones patriarcales; el macho pelo en pecho bien hombrecito.

Y bueno, espero no se den por aludidos y dejen de leer este texto, porque será difícil escucharlo y piensen que para muchas mujeres es difícil decirlo, pero déjame decirte compañero, a todos, que esto es una guerra y nosotras no la declaramos.

Que la guerra entre los géneros: masculino y femenino, se viene dando desde hace ya un buen rato, mucho antes del sistema económico del que tanto puedes llegar a hablar y que vino a joder más las cosas. Cada bando tiene su asignado representante, podríamos hasta ponerles color; tu compañero eres azul y yo, por mi vagina, mi cabello largo y zapatos de tacón, soy rosa.

Sigamos con la analogía, a cada uno se le dio un arma; a ti se te dieron las pistolas, ya sea de agua o de balines, se te entrenó físicamente desde que tenías memoria, aprendiste a luchar con cuerpo y palabras, te golpeaste y rompiste para que aprendieras y te curtieras por que en una guerra también se reciben golpes.

A mi me enseñaron a callarme por que ninguna confrontación era buena, y si la hubiera, si mis palabras salieran de mi boca estas serían inútiles ante el enemigo. Me dieron muñecas y bebés para aprender a cuidar de otro menos de mí misma, una cocina de juguete para cocinarle al enemigo, el vestido más pomposo y los zapatitos más incómodos para no poder mover mi cuerpo, ocultarlo y que el correr no fuera una opción. Los vestidos de princesa son más bonitos que las cadenas de las cárceles.

Y no sé si tu lo veas compañero pero parece que esta guerra la perdimos desde el momento del entrenamiento. Por que la calma se da con diálogo y besos, pero la guerra se confronta violentamente, ante un enemigo que esta preparado hasta los malditos huevos.

Seguro tu no eres así, hasta has de ser bien buena gente diría mi abuela, pero ¿y si te encuentras borracho, enojado o de esos días que no quieres ser prudente o políticamente correcto? por que el ser feminista dicen unos que cansa.

Entonces ese día ¿Debo tener miedo? ¿Sacar todo mi arsenal y callar, cocinarte algo y ser “bonita” para ti? ¿Esperar misericordia? ¿En que momento esta lucha no es de ambos?

Ana, Rosalba, Adela, Daniela, Monserrat, todas ellas asesinadas en esta maldita guerra que seguimos teniendo y que hasta el momento nuestras bajas son mayores.

Una guerra más sin sentido, bandos divididos por pensamientos dicotómicos imaginarios, división hecha por algunos (privilegiados) y no creada desde la espontaneidad, más bien justificada con nombrarlo Natural.

Dejemos las cosas claras; nos prepararemos para esta guerra. Tiembla compañero que el miedo no cambiara de bando, sino que arderá el nuestro y con las llamas quemaremos todo a nuestro paso.

La guerra es en lo cotidiano y así será el accionar. Estaremos armadas, nuestros cuerpos serán fuertes y certeras serán nuestras palabras. Golpes hemos recibido y son los que nos mantendrán firmes.

Y solo déjame advertirte una última cosita; además de todo aquello que te acabo de mencionar, nosotras sabemos cocinar, lavar, planchar, cuidarnos, darnos amor, llorar y ser sensibles cuando es necesario, acompañarnos, cosillas con las que una ya viene entrenada sólo que esta vez no serán para el enemigo.

Mujer anónima

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