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Luchar por la libertad de Victor Herrera Govea es luchar contra las cárceles y la cultura de miedo

Sábado 20 de marzo de 2010, por carolina

Los dueños actuales de México y del mundo tienen un pequeño problema. Cuanto más gente la encarcelen, más gente se entera de su podrido sistema carcelario que destruye la vida y las esperanzas de miles de jóvenes y pobres de este país. Y cuando la gente encarcelada es activista con una base de apoyo, como en el caso de Víctor Herrera Govea, los crímenes de las autoridades, igual que las metas de la lucha, salen a la luz pública.

El jueves 18 de marzo, las demandas por la libertad de Víctor llegaron al Tribunal Superior de Justicia del D.F. La compañera Eduviges, madre de Víctor, explicó que el Comité en su apoyo ha buscado una entrevista con el Presidente de este Tribunal durante más de una semana para decirle a la trigésima juez Celia Marín Sasaki del Reclusorio Sur que modifique el amparo de forma que emitió y acabe con esta farsa.

El Comité no quiere que el proceso se prolongue más. Han pasado cinco meses y medio desde que encarcelan a Víctor por participar en la marcha del 2 de octubre, el aniversario 41 de la masacre de ’68. Dice la compañera: “No queremos que sea un proceso de pasos lentos. La justicia es más bien penal en este país. Se trata de encarcelar rápido y de reconocer la inocencia muchos meses después, o muchos años después como en el caso de los compañeros de Atenco. Víctor fue golpeado y detenido por dos cuerpos de policía que nunca debería haber existido en este país, primero en la marcha por unos 20 granaderos, pero fue liberado por su propio contingente. Llega al zócalo y de regreso a su casa, al ingresar al metro Bellas Artes, 8 judiciales lo patean y golpean. Lo ven con sangre y dicen que le van a lavar la cara con un cigarro. Lo suben en un auto sin placas y lo llevan a la Agencia 50 del Ministerio Público. Es acusado de daño a propiedad ajena y robo en pandilla a una tienda de Oxxo. A las 72 horas, le dictan auto de formal prisión en el Reclusorio Sur. La juez acepta el falso testimonio de los 8 judiciales que no tienen ética. Todavía esperamos un posible careo con ellos para demostrar las contradicciones y mentiras en su testimonio”.

“Ahora la juez Celia Marín Sasaki ha emitido un amparo pero es sólo de forma. Pretende rehacer el proceso para saber ‘si Víctor delinquió sólo o en compañía’, pero esto sólo es un juego para mantener a un joven inocente en la cárcel. No hay una sola prueba contra él excepto por el falso testimonio de los 8 judiciales”.

Varias compañeras y compañeros hacen uso del micrófono para hablar de la lucha de Víctor, un estudiante de 21 años de la Facultad de Filosofía y Letras y activista comprometido con la lucha por un mundo libre y justo. Una compañera señala que Víctor es anarquista y que durante varios años ha habido represión contra el contingente anarquista en la marcha del 2 de octubre en el Distrito Federal. Este año ha sido peor.

Un compañero pregunta: “¿Por qué la falta de justicia? Porque en el sistema de injusticia, un trabajador puede recibir un sueldo de 2, 3, 4, hasta 10 mil pesos. Tal vez un doctor del Seguro Social recibe $25,000 máximo, haciendo operaciones, atendiendo la salud con carencia de medicamentos. Pero los grandes magistrados ganan más de medio millón de pesos. Esta gran diferencia demuestra que no puede haber justicia en esta ciudad, en este país. Hoy en día exigir un trato justo se vuelve un delito, defender nuestra fuente de trabajo se vuelve un delito, exigir vivienda digna se vuelve un delito, exigir capacitación para el trabajo se vuelve un delito. En lugar de educar, gastan dinero en comprar más armas, entrenar más policías, más soldados. El país se está volviendo un polvorín…La jornada de trabajo que era de 40 horas ahora es de 60 horas. La sindicalización es vista como un peligro por lo grandes empresarios. Por eso si alguien intenta sindicalizar en las tiendas Wal Mart, en las tiendas Oxxo, se le tienda una trampa. Le acusan de robo y es expulsado de estas tiendas y hasta puede llegar a la cárcel”.

Otro compañero comenta que la historia es buena consejera. “Hace 200 años el Rey de España parecía tan inmóvil como Felipe Calderón. Pero ¿qué creen? Una rebelión encabezada por curas le mandó de regreso allá a sus tierras. Hace 100 años los dueños del país, los terratenientes, pensaban que nunca iban a acabar su riqueza y poder. Y ¿qué creen? Les salió un Zapata, les salió un Villa, les salió un Flores Magón, un Felipe Ángeles. Y ¿qué creen que les pasó a estos policías que le hacían el caldo gordo a Porfirio Díaz? ¿Qué creen que les pasó a todos los jueces que le hacían el caldo gordo a la tiranía? Parece que los perredistas que gobiernan la ciudad se han olvidado su historia. Hace unos años ellos marchaban y fueron reprimidos. Pero los que han llegado al poder, a la silla del DF se olvidan de sus principios, se olvidan de su historia y su única lógica es reprimir y privatizar”.

La gente cercana a Victor conoce bien su situación: “Víctor ha estado 5 meses y medio en una cárcel que no tiene nada que ver con la rehabilitación de los reos. Es una cárcel para destruir a los seres humanos. Es una cárcel que está hecha para los pobres, para los jóvenes. Sabemos que la droga entra en la madrugada. Hemos oído decir que entra por el edificio del gobierno y que se entrega, se distribuye, se vende. Y por otro lado los familiares tenemos que sufrir colas de una hora, una hora y media para que a veces rechacen la comida por un pretexto u otro: la fresa se fermenta, los presos podrían usar las mandarinas hacer pulque, etc. Luego los policías esperan monedas”.

“La gente ahí es pobre. Gasta tal vez lo que gana en una quincena para visitar a su preso. Tiene que esperar y sufrir inspecciones injustas y extorsiones. Hay una corrupción tremenda dentro de las cárceles en esta ciudad, en este país. Y además un montón de señores trajeados en oficinas elegantes. Con toda la legalidad a su favor, se enriquecen. Tenemos casos de empresarios que contaminen ríos, de laboratorios que envenenan el agua causando la muerte de niños. Y ellos están libres. Las cárceles están para los pobres de este país”.

“Hace poco fueron detenidos unos jóvenes en el CCH Sur porque una niña había perdido su bolsa en una caseta telefónica y acusó a los jóvenes de haberla robado, simplemente por ser pobres, por ser ‘mal vestidos’. Alguien paró una patrulla. Los jóvenes pidieron ser revisados pero la madre de la joven pidió que los llevaran a la cárcel. En este momento parece que esperan un juicio. Podríamos estar aquí todo el día hablando de los casos de gente que es pobre, trabajadora, campesina, indígena. No se diga de los presos políticos que defienden su tierra y sus recursos, de las comunidades zapatistas que defienden su vida digna y su derecho a vivir y gobernarse. Las cárceles solo sirven para destruir las vidas de nuestros jóvenes. Están matando las esperanzas de los jóvenes que no tienen trabajo o que no tienen la oportunidad de estudiar o trabajar”.

Unas consignas: ¡Queremos escuelas. Queremos trabajo. Queremos hospitales. No queremos militares!

Una joven del Comité dice: “Aunque tengamos miedo estamos aquí para decir ¡ya basta! Me vale madres que en la televisión, en la escuela te digan, ‘Cuidado con la persona a tu lado. Es tu enemigo. Te va a pegar. Te va a hacer daño. Acusa a tu vecino.‘ ¡No! Quiero salir a la calle y decir ‘Confío en ti’. Hay que abrir las puertas, abrir las ventanas, poner música, andar en las calles, andar en bicicleta. Es lo que queremos. Por esto estamos luchando. Y por eso lucha Víctor y por eso está en la cárcel. También hay mucha gente en la cárcel, no por haber luchado, sino simplemente por andar en la calle, por querer vivir. Resulta que lo que quieren en este país es la muerte. Quieren el ejército. Tantas balas. Por eso tanta sangre. Estamos aquí por lo que está pasando en Juárez, donde están matando a jóvenes en las escuelas. Estamos con las madres que están diciendo ‘No queremos que maten a nuestros bebés en las guarderías por negligencia’. Estamos con las madres que defienden a sus hijas secuestradas, violadas, asesinadas. Estamos aquí porque no olvidamos. Porque la memoria es la resistencia. Estamos luchando por los derechos humanos, por una vida digna en la que miramos a la otra persona y nos reconozcamos. Estamos luchando porque queremos enamorarnos, porque queremos gozar, queremos reír, queremos sentir orgasmos sin que no nos lleguen y nos golpeen. Queremos sentir y vivir. Por eso estamos aquí. Víctor Herrera Govea es inocente, igual que muchas personas en las cárceles. Estas cárceles no deben de existir. No sirven para nada. Pero nosotros vamos a seguir luchando y si nos encarcelan, vamos a seguir luchando, pintando, estudiando, riendo ahí adentro. ¿Qué quieren los presos políticos? ¡Libertad! Y ¡visitas conyugales también! ¡ y a huevo! ”

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